Seres humanos íntegros son aquellos que han completado su viaje al reconocimiento de su origen y viven enraizados en ello.
Pero el hombre pierde el contacto con la vida original por una tensión exagerada hacia la parte alta de su cuerpo, alterando así el equilibrio natural de sus fuerzas.
Es por ello que tantas veces el sentimiento, la razón o la voluntad ponen en peligro el lazo que le une con las fuentes de la vida.
Saber recogerse sobre el centro de la vida, encontrar dentro de sí el espacio que integre los opuestos y desde el cual revelar los frutos, eso es madurez.
K.G. Dürckheim
Hara, centro vital del hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario