El amor, la paciencia,

El amor,
la paciencia,
la actividad ordenada
y la comprensión,

aprender en la relación con los hijos
el sendero de la reverencia hacia los demás
y hacia uno mismo.

En constante juego atento y confiado.

Observar los pensamientos

Observar los pensamientos cuando asaltan con fiereza,
tras el vacío degustado, ahora el anhelo se yergue como la sombra soberana.
Sencillamente aguardar al paso de la tarde,
al giro del planeta y al movimiento en que,
confiados nos mecemos para que esta costumbre pertinaz
vaya desarraigándose,
si es que puede.
Infinita compasión
ante tanta vulnerabilidad de lo que hemos creído,
que pugna por persistir.
Y este saber que no se sabe, sabiendo que algo sabe más allá
de lo que hemos sido capaces de imaginar jamás.
El rastro del pequeño mundo,
del espeso contorno que delata la constreñida existencia
que revienta las costuras y no sabe adónde va.
Ello mismo trae
un amor infinito que todo lo envuelve comprensivo,
 lo acuna y lo resguarda
hasta que el sabor de la libertad quiera ser continuo.

Tras la tormenta

Mientras la puesta de sol acontece, tras la tormenta se sabe.
No hay lugar posible a donde uno vaya que se aleje,
son todos los espacios el lugar
de aquello que comprende.

Ningún tiempo esperable ni olvidable, que todo tiempo es de ahora y de siempre.

La vida lo mantiene todo unido
allende el tiempo,
el espacio,
traspasa la memoria y también el olvido.

Impensable es aquello que comprende,
indecible, innombrable;
ni imagen lo conforma
ni información imaginarlo puede.

Por eso ahora, vacío y silencio son
más que nunca,
sonido de lo lleno,
cadencia plena y viva,
saber del amor, que yéndose,
más llega.

De aquí en adelante

De aquí en adelante y gracias a que siempre estamos solos...
...sí, es posible aprovechar cualquier instante para percibir el mundo externo como corresponde. Las palabras sabias siempre acuden en el instante preciso, por eso, sé que nunca estoy sola.
Sin embargo, los hábitos del deseo, del miedo, del olvido van a sacarnos de la inmensa magnificencia de la vida,
...estar intentándolo depende solo de uno mismo, esa verdad.

Sin parar, toda la vida.
Sin olvidarlo, quizá algún día eso lloverá sobre nuestro ser como la lluvia ahora cae aquí, delante de mí.

Primavera

La primavera muestra ahora lo que ya sabía el invierno confiado...

Quietud de las quietudes

Quietud de las quietudes,
saber del sabio,
centelleante socarrona chispa,
dulce sonrisa y amoroso tacto.
No hay caricia mejor que esa mirada
desasida de todo lo que cabe
en el temblor del cielo en que se abre
para bañar hasta la luz y el aire.
Una mirada así
la vida vale,
rueda de vidas en filo
fiero de cuchillos luchadores
frenando una y otra, la sed inagotable.
Auténtico sentido de la vista,
saber que sabe del sabor,
verdad tan firme. Mirada
inexpugnable, honda abisal,
mar de amor,
compasiva y humilde, sabedora de su poder
y seductora más
si cabe,
mirada tímida que todo lo libera,
cuando ella misma en lágrimas
se inunda,
nacen de sí los mares adonde llegan
ríos de vida al fin,
a desnudarse.

La belleza

¿De dónde la belleza?
De lo mirado en quien lo mira, de quien mira en lo mirado...
De mirar sin que alguien mire, de lo que existe por el mero hecho de ser...
La belleza asombra y absorbe la atención hacia un lugar en el que el observador y lo observado se funden.
La belleza es inasible, ella atrapa todo en sí.

El río se comprende ahí

El río se comprende ahí,
amable y tierno en esa, su sustancia
envolvente,
en los pliegues brillantes
y sedosos
de ese, su manto húmedo
consciente.

Es su caudal distinto a cada instante,
distinto siempre, móvil e imparable,
mas
quieto cauce
que todo lo sostiene,
todo lo puede
y a todo besa y lame.

La danza prodigiosa es en su seno
y de su sólida figura mana
el ritmo grácil,
siempre nuevo en su letanía;
frescor del mundo,
vestigio, huella, eco
de aquellos ojos
que si a mirar osara,
en sí me desharían sin remedio.

A la caricia de estas aguas suaves
le basta
un parpadeo
para comprenderse.

Asombro de la luz

Existe la quietud en todo cuanto fluye,
momento permanente
en un instante eterno.

Asombro
de la luz
que deshace las aguas,
tras la apariencia de lo impermanente.

Materia luz,
consciencia informe
de nuevo conformada.
Líquida piedra,
consistente agua.

El mundo es un jardín

(Unidos aquí Valsaín con un poema de Jose Parreño, delicados ambos, paisaje y poesía, nunca defraudan):


Descálzate
los ojos:
el mundo es un jardín
de páginas
o un libro

¿qué sabría
si no fuera por él?

¿de quién habría aprendido
tolerancia y bondad
sino del suelo
que lo mismo alimenta
la ortiga que el jazmín?

si no fuera por la noche
y el alba
¿cómo habría tenido la certeza
de que nada termina
de que todo termina
de que se llora hasta la última lágrima
y luego nos despierta
la serenidad?

¿cómo habría escrito versos
sin escuchar el ritmo
de la lluvia?
¿cómo habría escrito prosa
sin haber visto que la nieve contaba
de manera distinta la ciudad?
¿de quién aprendí humor
sino de nubes?

¿de quién paciencia más que del almendro
que espera el año entero
por un día?

¿de quién pasión más fiel
que del torrente:
cada deshielo
buscando sin dudar
el mismo cauce?

¿generosidad de quién sino de octubre
que marcha hacia el invierno
derrochando en monedas
el oro
que ganó bajo el sol?

¿de quién sabiduría más que del paisaje
que en cada ocasión se las arregla
para hacemos anhelar
lo que inexorablemente
le sucede?

Cuando se ama

Pues claro, cuando se ama no se duda

Sorpresa sorprendente

Escudriña rendijas y oquedades,
huecos y estancias deja asi impregnados,
todo lo alcanza y toda huella barre.
En el encuentro, inasible verdad
inabarcable:
sorpresa sorprendente
y sorprendiendo, brillo ulterior de la belleza;
sabe
colarse adentro,
fuerza
que todo lo supera, atravesando
densas
e insondables cavernas olvidadas...
mar de piedra.

Negritudes se aclaran,
deshace la ceniza,
la pez diluye
y todo
de su brillo disipa en un destello:
desaparece, cual si nada hubiera
nunca existido antes
y quedara, del eco
algo latente, asombrado,
atendiendo y presente.

Mana de sí
el universo todo,
y del universo, los mundos
y de los mundos, los amaneceres;
de los amaneceres, los cantos y los trinos,
los vaivenes del agua
y el asombrar del sol en la montaña.

Certeza

Certeza que todo lo
acontece,
saber que conoce:
ello, que se intuía de infinito
que se anhelaba de tan sutil
y que ahora arrebata,
en ese asombroso ruido del silencio,
eso, que ahora
a cualquier rastro ensordece.

Llueve sobre el río

Llueve sobre el río...

Rumi dice

Rumi dice que nadie habla en voz alta para sí  mismo.
Así, que siendo en todo uno
hablemos de ese otro modo.

Los pies y las  manos conocen el deseo del alma,
callar para que el alma hable,
que solo ella conoce el destino de todo
paso a paso.

Burbujas irisadas

burbujas irisadas
información del color y el arco iris
diferenciadas
unidas a la conciencia de cualquier instante en que aire y agua capturaron la luz alguna vez

divertido juego de conocer la realidad estallando
en la alegría de saber del presente

Nada sabe

Yo no sé nada de la verdad
ni si ella lo sabe todo aquí.

¿De dónde

¿De dónde este trazo brutal del amor
subrayándolo todo?
En todo verte
y, en cualquier destello,
acariciar el hueco de este vacío
tan lleno de tu luz.

¿De dónde la nota fiel de esta imprevista
melodía
que suena poniéndose en renglones
ella misma
llevándome tras sí
de eso cautiva?

De los purificantes soy el viento

De los purificantes soy el viento...

Soy principio, medio y fin de lo creado.

Soy A entre las letras y conjunción en las palabras.

Soy el silencio del secreto y el conocimiento de los sabios.

                                                                            (... de la Estancia décima del Bhagavad Gita).

La flor del río sabe

La flor del río sabe.
En el lecho oscuro, sus raíces
erguida sobre la corriente siempre móvil,
mecida al aire,
constante, su fuego busca
abrazarse a la luz.

Así ella vive.

Acariciar la roca

Acariciar la roca

hasta desenredar los hilos verdes, cabellera pensante.

Destello dulce

hoy

así sumergiéndose por los poros de la piel

fluyendo a expresar lo que las palabras

ni saben 

ni sabrán decirte aquí 

ni en sitio alguno.

He aquí la estabilidad

He aquí la estabilidad que sostiene a todo lo movible.

La conciencia en la que todo mora:
formas, colores, movimiento y luz.
En ella todo siendo.

La entrega que provee el amor,
la alegría sin duda
 y el gozo de existir.

Transparencia

Transparencia que se esconde
atraviesa y deslumbra...
no se deja atrapar, muestra cómo fluir.

Arrojar al agua todo anhelo de asir,
en ello se diluye...
y brilla entonces más.

Saber que se es
...en todo amando.