Consistencia

Embeberse del brillo sostenido y azul de la tarde
hasta que la percepción se torna una caricia consistente...

Gratitud

La fuerza rebosante  
se ha unido al brillo incandescente que enciende la transparencia.

El fluir es pura luz pasando a su través;
revelado el color puro y radiante
que a todo alcanza.

En un corazón agradecido no existe
tiempo ni espacio,
caído en este Universo, todo lo ilumina con luz propia.

Deja que suceda

El olor a tierra mojada y a heno húmedo es una delicia en esta noche.
Aplaca el fuego del día, y mece a los grillos
que se mezclan con el aroma para tomar relevo de lo que se atisba entre las sombras.

Deja que suceda,
aquel canto, viene de pronto a ser parte de esa oscuridad confiadamente 
sabiendo que lo que viene 
conviene.

Lo que no cambia

Tú eres lo que no cambia.
Así el vaivén de la vida lleve o traiga, nada interrumpe el constante fluir
en ese río.
La extrañeza que provoca la ausencia de estados fluctuantes se disipa en la comprensión de ser fluyendo, que es extrañamente estable.
Ríos y ríos atraviesan todo en ello comprendiéndose,
lágrimas
que manan por sí mismas cuando se sabe.
Lo que no cambia todo lo cambia.

El fin del mundo

En esos mundos donde todo sucede a la vez,
el fin de la tierra no tenía nombre aún y ya era lo que ahora es,
el principio exacto de los océanos y de los cielos.

Embebido en esa infinitud, el pensamiento no puede interponerse para matizar lo que no puede ser dicho. 

Metafísica de la sintaxis

Imaginar que en el análisis sintáctico se encuentra la belleza
del sujeto, determinado;
del predicado, con todas sus distintas partes;
del verbo,
complementado directamente e indirectamente.
Simultáneamente: el sol brilla sobre el mar,
la sal alimenta ese picor en la piel,
la brisa, ah, la brisa fresa que acaricia el paseo...
Y sí, ese sujeto, agarrado al oficio de recordarle al complemento indirecto
aquella parte de la lingüística (complemento directo)
tan amada como olvidada,
mientras, se divierte observándose y se confunde todo mientras recuerda y aprende y cambia el verbo sin que nada cambie, mientras todo sigue siendo simultáneamente indivisible.

La Atalaya

Se conoce a sí mismo
quien se detiene a observar el pensamiento y el sentimiento
hasta que lo que conoce se manifiesta estable y lo móvil se detiene.
Se percibe entonces un hueco que permite contemplar lo que es, silenciosamente,
sin acoplar historias ni esperar resultados,
y ello permite que lo que hay en las capas más profundas de la conciencia
emerja,
hasta que se diluye en sí mismo.
La Atalaya atestigua así su presencia sobre el lago aquietado.

Con el amanecer

Con el amanecer
ya habían venido.
Ellas lo dicen todo hoy.

Amada ave

Desconozco si ahora que te has caído del nido aprenderás a volar.
Este encuentro, sin embargo, hace volar el alma
que queda secuestrada por la belleza serena
de quien espera sencillamente lo que la vida traiga.
En esos instantes se sabe observado y observa.
De su quietud emana una lección de infinita dulzura y compasión.

La diferencia

La educación,
el destino,
las comprensiones,
la experiencia,
las oportunidades,
las decisiones,
el azar,
la necesidad,
las ganas,
la inteligencia,
el corazón...

¿qué marca la diferencia?

Razones para pintar

"Si pudieras decirlo con palabras,
no habría razones para pintar".
                                 Edward Hopper

Ahí ellos dos

Construcciones que permanecen más allá de la memoria
momentos que pertenecen a un espacio que no conoce el tiempo
lugares en los que el corazón
palpita
late
pulsa
avivando la vida
que se vive,
ni ahora
ni siempre
razonan con el lenguaje que siente
ni con la mente que imagina
mundos
intactos,
secretos
e indescriptibles.

Aspiración

Permitir que la luz atraiga todo hacia sí 
es cuestión que algunos maestros de la arquitectura
sabían.
Quienes construyeron el Pantheon en Roma,
aquí Gaudí en La Sagrada Familia.
Sendos lugares aspiran, succionan, elevándonos hacia allá.
Retirar de la mente el tope del "yo" es abrir espacio a la cúpula de la personalidad
y saber fluir en esa permanente aspiración.

Ir a algún lugar

Ir a algún lugar
permitir que unos universos nazcan
y que otros mueran
recostarse en la algodonosa inmensurable magnitud del aire
abandonar la tierra por unos instantes, horas, días, eternidades...
sencillamente cerrando los ojos
y quedando quietamente expectante del vuelo.

Saltamontes

Apareces cuando menos te espero
el asombro de tu belleza trae
la belleza del asombro
salta
y ahora ya estás
allá de nuevo en cualquier lugar del inmenso mundo
y sin embargo, aquí para siempre.