domingo, 28 de octubre de 2012

Escorpio

Inevitablemente,
esta constelación.

Desde Antares a Shaula, el guerrero encuentra en sí mismo
campo donde han de ser libradas las batallas.

Ahora,
de estrella en estrella,
baldosa a baldosa, peldaño a peldaño,
ensartado en escala imaginaria
y estelar,
trasforma el aguijón en pluma
ante el asombroso encuentro
con la maldad.

En el athanor, océanos de rabia,
abismos de poder,
espejismos del deseo,
ansias de futuro,
sed de vida.
Misteriosamente,
los conjuga el alquimista,
nota a nota,
como un equilibrista, caduceo en mano,
mientras palpa el grial en el centro de sí
y halla que allí mismo
encuentra dichas materias primas.

El arcano trece las volvió negras en su caldero de noches sin cuento:
putrefactio.

La luna y su agua
despiertan en aquella negrura la radiación consciente
hacia el alba.

Cuando la atracción y la repulsión están en equilibrio,
el antakarana estalla al rojo vivo,
prende la chispa solar.

Escorpio asciende cada día hacia la torre
donde canta esa canción
dulce y tierna,
humilde ya en este territorio sideral,
lleva las rodillas desholladas
y ese brillo en la mirada
que sólo las aves fénix saben conservar.

(y escucha esto, entre otras cosas)


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