-¿De qué te viene, oh Arjuna, ese innoble e infamante abatimiento que cierra las puertas del cielo?
No cedas a la impotencia, oh Arjuna, que no sienta bien en ti. Sacude esa vil pereza de corazón, yérguete Arjuna.
Vuela hacia él, para refugiarte. Obtendrás en él la suprema paz, la sempiterna morada.
Te declaré la suprema sabiduría, medítala ahora y obra luego a tu albedrío.
Posa tu mente en mí, sé mi devoto...y de este modo llegarás a mi...desiste de toda religiosa obligación.... nada digas de esto al mundano ni al impío ni al que no quiere oir ni al que de mí maldice...
Del Bhagavad Gita
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