lunes, 9 de septiembre de 2013

Lo que impulsa

Y llega un día en que,
al pasear por esta vida,
todo lo que en ella se encuentra
adquiere la dimensión de lo nuevo.

Entonces deja uno de ser turista y nace el completo compromiso de estar vivo.
La vida pulsa llena de asombro y brotan las lágrimas.
La más leve brizna de hierba seca a nuestro paso en el paseo es una caricia y un regalo,
pues su presencia es muestra de la inconmensurable fuerza que implica estar vivo,
de saber que se está vivo
y del gozo que todo lo conecta.

Pero aunque se sabe de ello por experiencia propia,
y aunque se es consciente de la imposible representación de ello,
esa misma, intransmisible fuerza que arrebata en ese instante,
impulsa a comunicar,
pues
da sentido
dimensión adimensional
a todo lo vivido y lo no vivido
a todo lo sabido y lo desconocido
a todo lo amado y a lo olvidado.


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