La
droga del futuro nos tiene desquiciados.
El
futuro no existe, excepto en la mente, como un pensamiento.
Alguien siempre esperando encontrarse a sí mismo en algo que hallará en el
momento próximo; anda siempre en camino hacia lo que sea.
Y esto, lógicamente,
provoca estrés: la enfermedad mental más común y extendida en nuestra civilización.
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