No saber qué hay ahí
y saber que es preciso descubrirlo a toda costa.
Permanecer atenta y ver qué es lo que ocurre,
más allá del hábito adquirido de detenerse en el momento crítico,
cuando entonces sobreviene el peso del mundo.
No, ahora atravesar esos dinteles de la mente y penetrar el tiempo sin dudar
entonces saber que el puente de la ilusión en que nos apoyamos
desaparece
y allí sigue todo.
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