Esta vez ni imagen atraemos,
pues aquí y ahora se trata de indagar en las claves que
se cree poseer cuando los alfabetos nuevos empiezan a ser inteligibles.
¿Dónde se almacenaba toda la información antes de ser comprendida?
¿Y dónde está toda la información de lo que aún no comprendemos?
Algo se sabe.
Cuando una información nueva penetra en un sistema, cambia dicho sistema.
Hay sistemas abiertos, en permanente conexión y flujo con todo lo que es, cuya estabilidad es,
sencillamente, ser permanente cambio.
Sin embargo, aquellos sistemas cerrados, nada cambiarán a menos que nueva información penetre en ellos...
mientras tanto, lo único que manejan -eso sí moldeándola de infinitas maneras- es lo que allí había.
Para que se produzca un cambio real en un sistema, este ha de abrirse...
...y ojalá que sea capaz de permanecer abierto: siempre en presente, siempre aprendiendo...
Y ahora sí, un poco de música.
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