Este orden yacía guardado en la información que portaba la semilla antes de desplegarse.
El orden que cada cual porta en sí
permanece guardado
hasta que, simplemente, comienza a emerger.
Saber lo que somos
propicia que la semilla comience a mostrar ese orden que siempre está esperando desplegarse.
Somos un continuo indiferenciado de conciencia sin límites.
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