Es la constancia
una llave maestra
que penetra y transforma la percepción.
La verdadera joya
aparece cuando la capacidad de percibir
la quietud
se estabiliza.
Lo que podemos conocer
deja de estar sujeto a lo que podemos pensar
porque la percepción se ha soltado de los condicionamientos mentales
y navega en el mar de la innombrable infinitud.
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